Una realidad hecha realidad
Con su perro, Scout, tomaron la decisión de hacer de Pittsburgh, Pensilvania, su hogar permanente.
Al final, aunque les llevó mucho tiempo, consiguieron descubrir algo que los dejó satisfechos a ambos. Por otra parte, Mandy no pudo contener su emoción cuando visitaron la casa y la vieron por dentro. Sin embargo, la felicidad de la pareja pronto daría paso a una sensación de melancolía.
Una realidad hecha realidad
James Fisher y Mandy Fisher habían estado casados durante cinco años cuando tomaron la decisión de comprar la casa de sus sueños.