Cada perro tiene sus escondites favoritos, lugares especiales donde se sienten seguros, a salvo y completamente a gusto. Ya sea un rincón acogedor del sofá, un trozo de césped bañado por el sol en el patio trasero o un lugar cómodo debajo de la cama, los perros atesoran estos santuarios como sus propios escondites privados. Mueven la cola, dejan escapar un suspiro de satisfacción y se acomodan en sus lugares favoritos, donde son libres de ser ellos mismos y disfrutar del calor del amor de su dueño.