Si no puedo verlos, ellos no pueden verme…

En el mundo del escondite canino, el mantra “Si no puedes ver al perro, no puedes ver al perro” es primordial. Los perros creen que si cierran los ojos o se esconden en las sombras, se vuelven invisibles para el mundo que los rodea. Con un toque de inocencia y una pizca de travesura, ponen a prueba de forma juguetona los límites de la percepción y confían en su capacidad para burlar a sus homólogos humanos. Es un divertido juego de simulación, donde la realidad y la imaginación se difuminan y cada momento oculto está lleno de alegría y risas.