Un motivo de preocupación
Sarah suspiró, empujó su silla hacia atrás y se puso de pie. “Muy bien, veamos cómo está Noah juntos”. Hizo saber que dejaría de trabajar para ver cómo estaba Noah.
Lienzo
Cuando se acercaron a la cuna, un olor penetrante asaltó sus sentidos. Los ojos de Sarah se abrieron de par en par con horror al notar una mancha marrón que se extendía por el pañal de Noah. “Oh, Dios mío, Henry, no había visto esto antes”, exclamó con las manos temblorosas.