Malas noticias
A Sarah se le cayó el alma a los pies. Era una de las peores respuestas que podía recibir en un momento como ese. Pero la recepcionista aún no había terminado. “¿Quiere dejar un mensaje?”, preguntó. Pero Sarah sintió que una oleada de frustración crecía en su interior. Necesitaba hablar con alguien ahora, no más tarde.
Lienzo
“Necesito ver a un médico. Se trata de mi hijo, Noah. Está enfermo desde hace días y no sé qué hacer”, suplicó con la voz temblorosa por la emoción.