Evaluación de un médico
Finalmente, llamaron a la mujer y el corazón de Sarah se le subió a la garganta. Era hora de obtener algunas respuestas. Enderezó los hombros y entró en la sala de reconocimiento, decidida a afrontar lo que le aguardaba.
Lienzo
El Dr. Stevens los saludó calurosamente cuando entraron a la habitación, y su sonrisa amistosa tranquilizó a Sarah. Rápidamente les explicó los síntomas de Noah una vez más, con voz firme a pesar del miedo que le revolvía el estómago. El Dr. Stevens escuchó atentamente, asintiendo mientras Sarah hablaba. Cuando terminó, dirigió su atención a Noah, con expresión seria mientras comenzaba a examinarlo.