Parte de la familia primero
El ladrido, una vez misterioso, ahora entendido como la alerta de Rover, se convirtió en un símbolo del vínculo extraordinario entre los humanos y sus peludos compañeros.
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Amanda no pudo evitar maravillarse ante el heroísmo silencioso de su amigo de cuatro patas, eternamente agradecida con el ángel guardián en forma de un perro devoto llamado Rover. Vigilaba a todos más de cerca y prestaba atención a lo que Rover tenía que decir.