Un tapiz de felicidad
La vida de Amanda siempre había sido un tapiz de felicidad, especialmente desde el día en que Rover, un peludo Dauberman, entró en su casa.
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El vínculo que compartían Amanda y Rover era indisoluble. Cuando Amanda se enteró de su embarazo, no tuvo ninguna duda: Rover sería el compañero ideal para su creciente familia. El día que la pequeña Leigh hizo su entrada, la cola de Rover se movió sin control mientras olfateaba el pequeño bulto que Amanda tenía en brazos.