La suegra viste al perro cada vez que lo cuida hasta que mamá lo lleva al veterinario
El punto de quiebre
Lienzo
Incapaz de deshacerse de sus crecientes aprensiones, Amanda decidió tomar el asunto en sus propias manos.
Instaló una cámara discreta en la sala de estar, ansiosa por desentrañar el misterio detrás del extraño comportamiento de Kaitlyn.
Esa noche, con la respiración contenida, se sentó con su teléfono a revisar las imágenes. No sabía que lo que estaba a punto de descubrir haría añicos sus ilusiones y la dejaría cuestionando la esencia misma de sus vínculos familiares.