Una mujer adopta un gato canguro antes de comprender su identidad
Una advertencia
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Al salir, uno de los voluntarios del refugio la apartó y le dijo algo en voz baja y seria. Era una advertencia que le daría escalofríos a Jennifer. “Ese gato que te has llevado, me siento en la obligación de decirte que la mayoría de la gente quería que se fuera de este lugar desde hace tiempo”.
Y añadió: “Es un gato canguro trastornado”. A Jennifer le ofendió la idea de que el pobre gato no fuera nada dulce, pero pronto aprendería que debería haber hecho caso a su advertencia.