Una gata rechaza la comida a menos que pueda llevarla, entonces el instinto le dice a la mujer que la siga


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Algo familiar

Pexels-Vlad Bagacian

Amanda no podía entender por qué el gato no tocaba su comida. Todavía estaba reflexionando sobre el asunto cuando vio algo familiar con el rabillo del ojo.

Una bola de pelo de color jengibre cruzaba la calle a toda prisa, procedente del callejón familiar por el que el gato había corrido el día anterior. Amanda entrecerró los ojos y abrió los labios.

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