El largo camino del miedo
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Kiara empezó a inquietarse y miraba hacia la puerta, esperando con ansias que la voz fuera la de su amado entrenador. El personal le aconsejó a Adolfo que no se acercara si ella hacía temblar la jaula con su comportamiento errático.
Adolfo estaba tan decidido como Kiara, pero por nervioso que estuviera, estaba igualmente abrumado por ver a su hija. Los nervios pronto se transformaron en emoción. Sin embargo, también estaba preocupado por el resultado desconocido. A Adolfo le preocupaba estar equivocado, pero también quería tener razón.