Preparativos matutinos para la visita al veterinario
Cuando las primeras luces del amanecer atravesaron la ventana del garaje, Jack revisó cuidadosamente al gatito. Había sobrevivido toda la noche, aparentemente ileso.
Aliviado, se preparó para el viaje al veterinario. Limpió la cama improvisada, refrescó el agua y preparó al gatito para el viaje.
A la luz de la mañana, la singularidad del gatito era aún más evidente. Sus ojos brillaban con un encanto misterioso que dejó a Jack asombrado.
Sabía que era hora de buscar asesoramiento profesional sobre la condición del gato. Con determinación, cargó al gatito en su auto, listo para descubrir la verdad detrás de este extraordinario felino.