Nuevo arreglo de vida
Todavía en estado de shock, Mel regresó a casa con su mascota pitón. Inmediatamente la colocó en el lugar al que pertenecía: en el vivero, con su sello hermético, lejos de su dormitorio.
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Aún amaba mucho a Fang y todavía creía que las serpientes podían ser maravillosas mascotas. Pero a partir de ahora tendría que ser más cuidadosa y responsable para evitar cualquier peligro. Después de todo, sus vecinos tenían razón.