Kefir no tiene ni dos años, pero ya parece que podría comerse un caballo para cenar todos los días, y solo podemos imaginar cómo se debe sentir su dueño al enfadar a esta bestia. En realidad, esta bola de pelo gigante es solo un tierno monstruo de abrazos. Incluso cuando era un gatito, era más grande que un gato doméstico común. Ahora pesa más de 14 kg, ¡y todavía tiene tiempo para crecer! Un Maine Coon adulto crece hasta 1,20 m de largo, incluida la cola esponjosa, y Kefir ya está ahí.