De nuevo en casa
Shelby dio un paso adelante y olfateó el aire. Algo le resultaba familiar.
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Con las orejas caídas hacia atrás y la cola metida entre las patas, se arrastró hacia adelante. El primer olfateo fue para una madre que ya lloraba. Todo lo que hizo falta fue un abrazo y la pequeña cola comenzó a menearse. Pero luego llegó a Jason.