“Shoobertson”
Shelby se dio la vuelta y se acurrucó contra él, como un pequeño bebé peludo.
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Allí se quedó, recibiendo felizmente cada rasguño, caricia, abrazo y beso de su familia. “Shelby, te sentaste a mi lado y te acostaste en mi regazo hasta que pude pararme por mí misma. Te salvé una vez y te salvaremos de nuevo, mi Shoobertson”.