Necesitas irte
“Necesito que te alejes lentamente”, susurró el veterinario. “Sin movimientos bruscos, especialmente si amas tus globos oculares y quieres que permanezcan adheridos dentro de sus órbitas”.
—¿Qué? —preguntó Jazmine. El miedo le corría por las venas cuando por fin abrió los ojos. Lo que estaba viendo no era un gato. Se había vuelto hacia ella, con la cola recta y la cabeza gacha. Su imponente gruñido sería lo último que oiría.
Para proteger la privacidad de las personas retratadas, se han cambiado algunos nombres, lugares y características identificatorias y son producto de la imaginación del autor. Cualquier parecido con hechos, lugares o personas reales, vivas o muertas, es pura coincidencia.