¡Había una razón particular para todo esto!
El perro, que en ese momento ya era todo un gigante, resultó ser diferente de lo que pensaban. En realidad era un oso negro asiático. Resultó que su mascota era en realidad un oso tibetano, también conocido como oso lunar u oso de collar. En realidad, se trata de una especie en peligro de extinción según la Unión Mundial para la Naturaleza. Están en peligro de extinción porque a varias personas les gusta capturarlos por su bilis. Las autoridades acogieron al animal con los brazos abiertos y esperamos que esté bien.
Si bien no es común que tu mascota termine siendo un oso, los animales en realidad pueden darte otras sorpresas diferentes.