Deje la comida para gatos afuera
Lienzo
El teléfono de Tracey vibró en su bolsillo. Era Stuart, que estaba de regreso en la ciudad. Ella le contó lo de los gatos desaparecidos y la huella de la pata, pero él no le prestó atención, pensando que simplemente estaba ansiosa.
“Deja la comida para gatos afuera. Volverán”, dijo. Pero Tracey no podía quitarse de encima la sensación de que algo iba muy mal. Sus instintos le gritaban que esto era más que una simple coincidencia.
Los inquietantes acontecimientos de los últimos días no podían ignorarse. Tracey sabía que tenía que confiar en su instinto y seguir investigando, sin importar lo asustada que se sintiera.