La puerta del garaje
Lienzo
Chevie la condujo hasta la puerta del garaje, que estaba entreabierta. El corazón de Tracey latía con fuerza mientras miraba hacia el interior. El garaje estaba oscuro, pero podía ver formas moviéndose en las sombras.
Respiró profundamente y entró, decidida a averiguar qué estaba pasando. La luz tenue reveló un espacio desordenado, lleno de herramientas y muebles viejos.
El aire estaba cargado de un silencio inquietante. El miedo de Tracey se mezcló con la curiosidad mientras avanzaba con cautela, buscando con la mirada cualquier señal de Max o de los gatos desaparecidos.