¡Él está en casa!
Lienzo
Tracey corrió hacia la puerta cuando el coche de policía se detuvo. Max salió del coche, luciendo cansado pero aliviado. Tracey lo abrazó con fuerza, mientras las lágrimas corrían por su rostro. Max estaba en casa y por fin estaban a salvo.
El reencuentro fue un momento de pura alegría y alivio. El miedo y la ansiedad desaparecieron cuando Tracey abrazó a su hijo. El regreso de Max fue un testimonio de su resiliencia y determinación.
La pesadilla había terminado y su familia estaba unida nuevamente. Las emociones abrumadoras del reencuentro eran una mezcla de alegría, alivio y gratitud.