Un niño duerme rodeado de “gatos” hasta que un oficial le dice a su madre que entre al vehículo
Sólo dame tiempo
Lienzo
El señor Thompson se quedó desconcertado. —Yo solo… —dijo—. ¡No quiero oírlo! —dijo Emma con voz temblorosa—. Estoy harta de que nos hagas la vida imposible. Somos vecinos. Deberíamos ayudarnos unos a otros, no pelearnos.
Después de eso, se dio la vuelta y se alejó, dejando al señor Thompson parado en la puerta, sin palabras. De regreso a casa, Emma sintió una mezcla de alivio y agotamiento.
Ella sabía que el camino que tenía por delante con los gatitos sería un desafío, pero estaba decidida a afrontarlo sin dejarse intimidar por su vecino.