Una perra se niega a dar a luz. El veterinario grita: “Dios mío” cuando descubre la cruel verdad
La crueldad impensable de los humanos
Quedó claro que la enfermedad de su perro no era natural, sino el resultado de la impensable crueldad humana.
“No fue un accidente”, dijo el veterinario, sacudiendo la cabeza. Las radiografías contaban una historia espantosa de daño intencional.
“Alguien provocó esto deliberadamente”, añadió, con la voz tensa por la ira. La pareja permaneció sentada en silencio, atónita, tratando de comprender que su querida mascota había sido utilizada cruelmente como una herramienta.
Su dolor fue profundo e inmediato.