Una perra se niega a dar a luz. El veterinario grita: “Dios mío” cuando descubre la cruel verdad


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Técnicos veterinarios preocupados

Los técnicos veterinarios se movían con expresiones preocupadas, susurrando entre ellos mientras llevaban suministros médicos.

La pareja apenas podía distinguir los fragmentos de sus conversaciones, la mayoría de las cuales se convertían en un murmullo de jerga médica y preocupación.

El ceño fruncido de cada miembro del personal no les ayudó a tranquilizarse. Un técnico los miró y rápidamente apartó la mirada, lo que solo aumentó su ansiedad.

Se aferraron el uno al otro, encontrando consuelo en su preocupación compartida mientras esperaban alguna actualización.


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