Una perra se niega a dar a luz. El veterinario grita: “Dios mío” cuando descubre la cruel verdad
Inquietud vecinal
Los recientes y extraños sucesos del barrio de repente parecían siniestros e interconectados. “¿Recuerdas esos autos extraños?”, murmuró el marido.
La esposa asintió y entrecerró los ojos mientras unía los puntos. “Y todas esas mascotas desaparecidas”, añadió. La atmósfera se volvió cargada de posibilidades y temor.
Cada pista que juntaban pintaba un panorama más sombrío. Su tranquilo vecindario ahora parecía albergar peligros desconocidos.
Sabían que debían permanecer atentos y compartir cada detalle con las autoridades.