Una perra se niega a dar a luz. El veterinario grita: “Dios mío” cuando descubre la cruel verdad
Una causa inesperada
La angustia de la madre no se debía a complicaciones naturales del parto. La voz del veterinario era firme, pero con un matiz de preocupación.
“Parece que el problema no es el proceso de parto en sí”, explicó. La pareja intercambió miradas confusas.
“Tendremos que realizar más pruebas para entender exactamente qué está pasando dentro de su abdomen”, continuó el veterinario, señalando las áreas sombreadas en la radiografía.
Se miraron el uno al otro, con una oleada de terror surgiendo mientras trataban de comprender la gravedad de la situación.