Sacándolo de ahí
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Ahora, sintiéndose segura de sí misma, recogió con cuidado al gatito con una mano y usó la otra para ascender hasta la boca de la cueva.
Desde allí examinó al animal y, a plena luz del día, pudo notar que el gatito estaba aterrorizado.
Temblaba como una hoja.