En ello de nuevo
Al ver a su gato maullar al otro lado de la contraventana, Jane sintió que su corazón comenzaba a acelerarse. La mujer abrió la puerta de mala gana y vio al gato entrar corriendo al apartamento. Sin embargo, no tenía las manos vacías.
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El artefacto que le trajo le resultaba demasiado familiar. Esto era algo con lo que ya no quería lidiar más. El hecho de que la mitad de los zapatos del vecindario estuvieran en su casa parecía incriminatorio.