Dominio publico
Sacudió la cabeza y abrió la billetera roída. ¡Gracias a Dios que dentro había una licencia de conducir!
Amanda no tardó mucho en cazar al dueño. El hombre de setenta años vivía sólo a un par de cuadras de distancia.
Sacudió la cabeza y abrió la billetera roída. ¡Gracias a Dios que dentro había una licencia de conducir!
Amanda no tardó mucho en cazar al dueño. El hombre de setenta años vivía sólo a un par de cuadras de distancia.