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Durante meses, los trabajadores del refugio local habían visto el dolor en los ojos de un gato llamado Marbles, mientras esperaba su destino en el abarrotado refugio.
Llegó el día en que debían sacrificar a Marbles, un último recurso para el refugio sobrecargado. Pero mientras el veterinario se preparaba para el procedimiento, notó algo en Marbles que lo detuvo en seco.
Los ojos del veterinario se abrieron de par en par por la sorpresa y gritó: “¡Esto no puede ser verdad!”