2. Ejercitar la selectividad en el reforzamiento
Aunque el refuerzo negativo puede ser una técnica útil para disuadir a los gatos de tener malos hábitos, como morder, es fundamental aplicarlo de forma selectiva. Para utilizar el refuerzo negativo de forma inteligente, hay que prestar atención al momento, la gravedad, el contexto y la frecuencia. Conocer estas sutilezas puede ayudarle a distinguir entre un ajuste eficaz de la conducta y la posibilidad de que se agriete el vínculo con su amigo felino.
La selectividad en el refuerzo negativo comienza con la comprensión de que los gatos tienen procesos emocionales y cognitivos complejos, al igual que las personas. En particular, en lo que respecta a su propio comportamiento, es posible que no siempre comprendan la causa y el efecto de la misma manera que lo haríamos nosotros. En los gatos, el uso excesivo del refuerzo negativo puede causar confusión, tensión y preocupación que pueden manifestarse en diversos comportamientos indeseables, agravando así los mismos problemas que se intentan resolver.
El refuerzo negativo exige que el gato pueda relacionar claramente su comportamiento con el resultado. Por tanto, el refuerzo debe ser constante e instantáneo. Si el refuerzo negativo se produce con retraso con respecto al comportamiento no deseado, el gato podría no relacionar ambos comportamientos, lo que haría que el enfoque fuera ineficaz. Además, el grado de refuerzo debe corresponderse con la gravedad de la mala conducta. Una infracción menor no exige el mismo nivel de reacción que una más grave.
También hay que tener en cuenta el contexto del comportamiento. El estrés, el miedo o los problemas médicos pueden hacer que los gatos actúen de determinadas maneras. En tales circunstancias, el refuerzo negativo no solo puede resultar ineficaz, sino que puede agravar aún más el problema. Es recomendable consultar a un veterinario para descartar cualquier afección médica subyacente antes de iniciar cualquier programa de modificación de conducta.
Otro aspecto de la selectividad es darse cuenta de que algunas acciones, aunque desagradables para los humanos, podrían ser normales y necesarias para los gatos. Por ejemplo, los gatos marcan su territorio y mantienen sus garras rascándose, un comportamiento natural. Redirigir este comportamiento a superficies apropiadas, como postes rascadores, sería una estrategia más exitosa que tratar de eliminarlo por completo mediante el refuerzo negativo.
El refuerzo negativo y positivo también deben estar equilibrados. Si te concentras demasiado en castigar el mal comportamiento sin recompensar adecuadamente el buen comportamiento, tu gato puede desarrollar asociaciones negativas contigo. Esto puede tensar tu relación con tu gato, haciendo que los futuros esfuerzos de adiestramiento sean más difíciles. Crea un entorno de aprendizaje positivo intentando siempre sorprender a tu gato haciendo algo bueno y recompensándolo por ello.
Por último, tenga en cuenta que cada gato tiene una personalidad y un estilo de aprendizaje individuales. Lo que funciona para un gato puede no funcionar para otro. Esté preparado para ajustar su enfoque en función de cómo responda su gato. Si bien algunos gatos pueden necesitar un refuerzo más constante para modificar adecuadamente su comportamiento, otros pueden ser más sensibles al refuerzo negativo y requerir un enfoque más suave.