Una sensación de hogar
La dulce y tonta Rosie no solo creía que era un perro, sino que también se sentía como en casa como parte de la manada. Su vínculo se hacía cada vez más fuerte con el paso de los días. Normalmente, el comportamiento o los instintos animales están profundamente arraigados de forma natural de una especie a otra similar. Sin embargo, esto era bastante diferente porque, aunque había otros gatos cerca, Rosie se sentía atraída por los caninos y se apegó firmemente a sus hábitos.