Un día, Chelsea llegó a casa y encontró a un gato callejero enmarañado en la escalera de su apartamento pidiendo ayuda. Inmediatamente, recogió al gato y lo llevó al baño. “Otto” estaba hambriento y no paraba de comer. Luego se acurrucó en la caja de arena que ella había dejado afuera. Allí era donde se sentía más cómodo. Solo salía para comer y beber.
Chelsea dijo que intentaron cepillar el pelaje de Otto, pero terminaron teniendo que afeitarlo. Después de deshacerse de los enredos, se sintió mucho más cómodo y comenzó a salir de su caja de arena.
Después de una visita al veterinario y de recibir el visto bueno, Chelsea mantuvo a Otto en su habitación hasta que Otto pudo adaptarse tranquilamente y sus otros gatos se acostumbraron a su nuevo hermano canino. Otto fue amigable desde el primer día, pero tan pronto como lo dejaron salir de la habitación, realmente floreció… y se convirtió en un verdadero “gato de sofá”.
Mira la conmovedora transformación de Otto en el siguiente video:
Otto fue amable desde el primer día, pero en cuanto lo dejaron salir del dormitorio, realmente floreció. No podemos imaginarnos lo que Otto tuvo que pasar para terminar en tan mal estado en la puerta de Chelsea, pero estamos muy felices de que haya terminado en la de ella.